lunes, 15 de noviembre de 2010

EL ENVIADO y PENITENCIA de JOE ÁLAMO



Por Pilar Alberdi


Voy a referirme en primer lugar al libro Penitencia que es el que acaba de publicar Joe Álamo en el sello editorial Grupo Ajec el pasado mes de septiembre. En la solapa de la cubierta se nos dice con fina ironía y debajo del rostro pensativo del autor, que «tras una vida de increíbles aventuras en los lugares más exóticos de la Tierra, todas ellas inventadas e imaginadas, asentó la cabeza. Lamentablemente, no recuerda dónde. En el 2005 al ver que nada de lo que su calenturienta imaginación pergeñaba se hacia realidad, le dio por escribir. Por extraño que parezca ha conseguido publicar unas cuantas cosillas» entre ellas y no son todas El Enviado también en Grupo Editorial Ajec. Obra que fue nominada a los Premios Ignotus del año 2008 en la categoría de relatos; «Mi diario» aparecido en la antología impulsada por Domingo Santos de la editorial Espiral. Dicha antología también fue nominada a los premios Ignotus en 2007. Con el relato «Secuencia» obtuvo el Primer Accesit en el II Premio Internacional de Editoriales Electrónicas, posterioremente fue reeditado en el Fabricantes de Sueños de 2009. «Los niños» le permitió obtener el Primer Premio del miNatura del 2007. También ha quedado finalista en el miNatura de este 2010. Mientras tanto ha publicado en numerosas revistas como NGC3660, Aurora Biztine, Alfa Eridiani, y un largo etcétera. Estas son esas «cuantas cosillas» que ha conseguido publicar el autor poniendo en ello, no me cabe duda, esfuerzo y dedicación a la tarea.
Voy a comenzar, pues, por la última novela de título Penitencia con una ilustración de portada de Silvia Cuello que me parece muy acertada y muy bien ajustada al tema. Esa Cruz que hace el efecto de una "T" en la palabra Penitencia y que iluminada por la luz que entra por los vitrales de una iglesia más la sangre que vemos en el suelo, nos habla desde la portada de lo que allí ha podido suceder, ofreciéndonos, al mismo tiempo, una vaga idea del argumento. Desde esta imagen sabemos que ha habido asesinatos y que en principio alguno ha ocurrido en una iglesia. Tenemos el nombre de la persona que parece llevarlos a cabo, se lo conoce como el Segador.
La novela que en principio podríamos destacar como de género negro partiendo de la base de que hay una serie de delitos que deben ser investigados por el inspector Aguirre y su ayudante Peláez, se transforma, poco a poco, en una novela llena de una atmósfera fantástica atrapándonos en planos muy diferentes al exclusivo del género antes citado. Como todo trasfondo fantástico no deja de mostrar en un fiel espejo la realidad. Creo, no sé si con esa pretensión o no por parte del autor que la novela tiene, además, un puntillo gore con el que muchos lectores podrán sentirse a gusto.

Me gustaría señalar que hay en ésta como en otras obras suyas una preocupación por los seres que son dependientes de otros: los niños, los ancianos...
Hay también una reminiscencia a la estructura de su anterior novela El enviado. Más patente para mí al haberlas leído una a continuación de la otra.
El autor acierta con los detalles psicológicos; por ejemplo, la clase de sentimientos que sienten las personas frente al dolor ajeno (de piedad pero con angustia por seguir vivas y, a la vez, con alegría por no haber sido elegidas como como víctimas); muy acertados también los detalles sobre lo que los deseos representan para las personas, y la falta de escrúpulos o límites que algunos seres muestran para conseguirlo.
La obra mantiene el tipo de conversación que se supone propio de un mundo masculino de organismos policiales, de investigación donde sobra algo de machismo, y de homofobia. Ambiente que se da también en el bar El Paco, más conocido por "El Piojoso". (Bar que también aparece en El Enviado). Pese al tono rudo, el autor nos regala algunos párrafos más dulces que escapan del contexto oscuro que intenta mostrarnos. Sirvan estos renglones como ejemplo:
«Se quedó mirándola como un niño pillado en falta, las llaves seguían colgando de la cerradura y oscilaban tintineando en el espeso silencio que abrazó a los dos».
«Soltó una carcajada que coincidió con el primer trueno de la noche y el preciso instante en que se puso a diluviar. A través de la puerta sólo se distinguían las gotas voraces que corrían por el cristal. Ahí fuera estaba tan oscuro que más allá sólo veíamos nuestro propio reflejo, era como estar encerrados en un espejo».
Esta idea del espejo subyace en la novela, bajo el pensamiento de "eso no puede estar ocurriendo". Aunque sucede.
Se corre un riesgo con esta obra y es el de leerla superficialmente, tomarla como un caso o unos casos más para un inspector y su ayudante, y para la consabida lucha entre organismos de investigación oficiales o no oficiales, porque el autor ha querido dejar un mensaje más amplio, intuyo, me parece, como ya lo hiciera en El Enviado, y lo dice al comienzo de la obra ya que el personaje principal, el Segador, cree tener un cometido divino, el de acabar con las consecuencias de los actos. Algo imposible, y por tanto devastador. Actos y consecuencias van juntas, sin remedio, sean del tipo que sea. Aunque en el aire nos queden preguntas como: ¿qué es la justicia, quién la imparte, con qué normas, a quien sirve? Ya que, lamentablemente, no puede devolver la vida a las víctimas. La justicia, por decirlo de algún modo, muchas veces acaba inclinándose ante el destino. Por supuesto, otro tema sobre el que se puede pensar y mucho es: ¿por qué algunas personas sintiéndose las elegidas de Dios pueden cometer los actos más crueles? (Inmolación de víctimas, sacrificios rituales, etc.) Evidentemente, sentirse «un elegido» de los dioses, ya sea como persona o como grupo representa un peligro para los demás.
Quizá por eso el autor parte de unas palabras de la biblia... No de aquellas del Génesis, precisamente en que se dice: «Lux facta est» (Se hizo la luz), sino de las de la oscuridad y el terror ante lo divino representado en la tierra...
«Y otro ángel salió del altar, el cual tenía poder sobre el fuego, y clamó con gran voz al que tenía la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda, y vendimia los racimos de la tierra; porque están maduras las uvas.
Y el ángel echó su hoz aguda en la tierra, y vendimió la viña de la tierra, y echó la uva en el grande lagar de la ira de Dios».
Palabras que le sirven para crear y profundizar en una historia, que a mi juicio nos lleva a comprobar, una vez más que a veces la esperanza de que se haga justicia vale más que la justicia misma.

El ENVIADO


Bien, puedo decir de esta obra que me ha impresionado como hacía mucho no lo hacía ninguna. Decía Chejov que él no se preocupaba de ofrecer ciertos datos porque contaba con que lo lectores ya se encargarían de aportarlos desde su subjetividad. Estoy de acuerdo. Pero ello no es posible si el autor no tiene maestría, la tenía Chejov y la demuestra sobradamente Joe Álamo en este libro. Además y como le gustaba decir a Flaubert, el autor debe estar en todas partes del texto sin que se le note, y Álamo lo consigue en El Enviado, no sólo desde el naturalismo que captamos desde la primera línea, sino desde la verosimilitud impregnada de un toque fantástico con que las ha envuelto.
Creo que las sensaciones más íntimas que uno puede vivir frente a una obra no puedan ser explicadas. Porque frente a un autor que ha querido decir algo habrá numerosos lectores otorgándole al texto significados propios de sus sensaciones y experiencias. ¿Son los personajes? ¿Es el tema? ¿La acción? ¿La forma? ¿Es el fondo? Sin duda son todas en la adecuada proporción. Muy especialmente la forma que es la que, de algún modo refleja la presencia de las demás.
Este no es un conjunto de relatos al azar, sino que puede leerse como un todo, al que yo no me atrevería a llamar novela, aunque a uno le quede esa sensación clara de estar ante un conjunto con sentido por la reaparición de personajes y por estar todos ellos en un lugar común o con referencia a él.
En esta obra tenemos negociadores, personajes que quieren o han querido algo y no les ha importado el precio que ha costado a sus víctimas. Quizá todo el fondo de la obra se base en este hecho: yo deseo, yo consigo lo que deseo, yo conozco los deseos de los demás, yo consigo lo que quiero, no me importan las consecuencias para las víctimas. Si alguien ha de hacer justicia, no será humano desde luego... Los asesinos, los violadores, los torturadores de los cuerpos y las mentes de otros seres humanos, no siempre son juzgados, pero, a veces, puede llegar alguien o algo y acaso lo consiga. ¿No es este el pensamiento de un niño? ¡Oh, Dios, ven y sálvame! ¡Oh, mamá, por qué no estás aquí! Todos en un momento u otro de nuestras vidas hemos sentido esta necesidad.
Pero vayamos con el libro que consta de 9 relatos. No sé si ha podido tener alguna importancia la elección de este número pero el 9 representa en numerología lo universal, un ciclo superior al que se accederá, la compasión, el altruismo. Por citar un ejemplo de este tipo de elecciones, les diré que Julio Cortazar, publicaba sólo libros de ocho relatos. Y tenía su explicación al respecto, que obviaré aquí para no extenderme innecesariamente.
El libro El Enviado con diseño de portada y contraportada de Juan Antonio Gonzálvez, lleva prólogo de Domingo Santos, y una preciosa dedicatoria.
El primer relato sucede después de algún tipo de devastación, los renegados atacan todo aquello que queda con vida. En este ambiente el protagonista debe enfrentarse al poder, representado en un solo hombre. Es el pasado en el tiempo de historias que luego conoceremos en el presente.
Joe Álamo sabe afilar el lápiz y con giros inesperados y valentías impensables, nos pondrá el corazón en vilo. ¿En qué consiste sobrevivir? En ser audaz, parece ser la respuesta que nos ofrece el autor.
El cuento se resolverá en las últimas líneas con una habilidad que nos dejará pensando en la historia mucho tiempo después. ¿Por qué? Porque el relato carga con temas que pueden estar en el subconsciente de los lectores. Hay algo más que me gustaría destacar sobre este tema, y es el factor psicológico. Sin ningún alarde está presente en las reacciones de los personajes. Y permítanme decirles una cosa, a las personas se las conoce más por las reacciones que por las acciones. Y sobre todo, más por sus reacciones en momentos de gran tensión. Esto es aplicable a la literatura y a las caracterizaciones de los personajes.
Este primer cuento, además, brilla por la forma de mostrar a los personajes. Las acotaciones marcan el comportamiento que están teniendo las personas, es decir, lo que hacen gestualmente, más lo que significa eso a nivel de sentimientos. No se contesta necesariamente una frase de diálogo con otra, sino con un gesto o al contrario o interviene el movimiento y lo corta. Esta habilidad propia de un buen observador, hace innecesaria la caracterización de un determinado tipo de modo de hablar para cada uno.
Con el permiso del autor al que he pedido permiso para reproducir algú párrafo a mi elección, quisiera poner un ejemplo tomado del primer cuento, precisamente sobre la forma de acotar y la de caracterizar a través de lo que está pasando en la interacción entre dos personajes en un momento dado de la historia:

—Entra —le dice la mujer, apartándose—. Si llevas armas déjalas aquí.
El hombre se encoge de hombros y muestra las manos desnudas.
—Ya le dije, señora, que no soy un soldado. No llevo armas, no me servirían de nada.
Se adentra en el vestíbulo sin notar el gesto de desagrado que hace la mujer ante el hedor que despide, a suciedad, sudor y algo más indefinible.

Como primer relato, además, contiene una mezcla de géneros: terror (por la situación), épico (por el ambiente, el tipo de personajes, las condiciones en que viven y el nombre y oficio del protagonista, realista (porque las personas nos parecemos al margen de los condicionamientos de cada época). Y, por supuesto y por todo ello: fantástico.
El segundo relato lleva el nombre de "El negocio", y su protagonista Conrado, nos muestra desde la primera frase, el estilo pulcro de una prosa que intenta, además, ser certera, incluso económica, no extendiéndose más allá de lo necesario, pero no por eso falta de adjetivos. La primera frase de este relato comienza: «La carretera es una serpiente negra que se pierde en las brumas del intenso calor de mediodía cuando en el horizonte, difuminado sobre una pronunciada curva, aparece como de la nada, el Caminante» . Por supuesto que sí, después de esta frase, y con la tensión que ya traíamos tras la lectura del primer cuento, queremos saber quién es y cuanto antes mejor. Esta historia, al contrario de la anterior, ya figura en el presente.
Nuevamente, observamos en este relato una descripción de los personajes desde aquello que les es más propio y menos conocido para los demás: sus motivaciones, aquello por lo que hacen lo que hacen (comportamiento), lo que los inclina a actuar de un modo y no de otro. En esta historia tenemos a un hombre dañino, una mala pieza capaz de utilizar a todo el mundo. Ya sea una esposa, una amante, un socio... Como indica el narrador... ¿Qué se puede esperar de un usurpador de esta clase «cuya única chispa de emoción (…) aparece en sus orgasmos?»
Como en el anterior relato, la resolución del final, nos dejará sorprendidos y complacidos. ¿Quién podría negar ese inmenso placer que podemos sentir cuando sabemos que se ha hecho justicia? Pero a la vez nos queda una pregunta: ¿de verdad se ha hecho justicia? Porque... ¿Quién puede hacer justicia a las víctimas, quién puede devolverles la vida, o un estado anterior a un hecho traumático?
El tercer cuento "El señor de los caramelos", parece que ya lo dice todo en el título, y así es en parte. El tema del abuso sexual que aparecía de forma más encubierta en el primer relato aquí aparece con toda su crudeza física y psicológica. No saldremos indemnes de este cuento, aunque se haga esa clase de justicia que deseamos para un depredador. En este relato se nos agita el corazón. Querríamos un ángel de la guarda, pero un ángel de la guarda de verdad para todos los niños del mundo, para que nadie les haga daño nunca.
El cuarto cuento se llama, casualmente, "Ángel de la Guarda". ¿Puede el amor más que este ángel? Este sería el tema. Y el final del cuento nos sacará una sonrisa.
Aprovecho para decir que la cita de temas de canciones y autores le sirven al autor para marcar la época. Se habla de poner «un CD de Enya», de estar «tarareando el tema principal de El señor de los anillos» o de los Beatles cantando Let it be. O, por ejemplo, se comenta que se verá la película de Harry Potter.
El quinto y el sexto relato ahondan en aspectos y en personajes y situaciones, algunos de los cuales ya conocíamos en parte, y el "Bar Paco" vuelve a ocupar un lugar importante en el desarrollo de los hechos.
Sin ánimo de darles todas las pistas de lo que se encontrarán en los relatos, les comento que cada uno lleva, aparte de su título, el nombre del personaje que sostiene el peso de esa historia. Algunos están escritos en primera persona y otros en tercera. Uno de ellos está narrado desde el punto de vista de una mujer. Varios les podrán parecer más fantásticos que el resto (el primero y los tres últimos) y, sin embargo, todos ellos sirven a un solo fin, el de mostrar la realidad.
El sexto relato titulado "El nódulo" nos hablará de unas «madres vigilantes, conservadoras del Equilibrio». Es, pienso yo, este relato la pieza clave del puzzle, aquí se reúnen a través de diversas palabras y hechos todas las emociones que habíamos ido acumulando gracias a la pericia del escritor. Joe Álamo lo consigue con palabras que aparentemente no nos dicen nada explícito, pero que podemos dividir en dos grupos, las que representan lo bueno, y las que representan lo malo, y que unidas como perlas en el hilo de un collar, sabiamente engarzadas, reúnen desde la primera a la última página, lo esencial de la historia. Palabras como «hebras sin luz, gama de grises sucios, corrección, contratiempo, inflexible, enderezar, amputó, solución, iniciación, vigilancia, anómalo, desasociego, peligrosas, factores desconocidos, sufrido, destino, informar, vigilar; tendrán al otro lado de la balanza a sus correspondientes antónimos y abrirán una brecha en nuestros sentimientos, una herida, un temor sobre lo que va a pasar. Al más puro estilo Poe, que supo en su día utilizar los juegos de palabras para crear resonancias implícitas a los cuentos de terror. Además, algunos conjuntos de palabras los leeremos dándoles una interpretación distinta. Estaremos leyendo una cosa pero inconscientemente otra, y además con connotaciones que, probablemente, tendrán que ver con nuestros aprendizajes religiosos.
El siguiente cuento, "Una historia de amor", nos dará la oportunidad de conocer cómo son esos hombres que parten hacia otros países en lo que se conoce como viajes de «turismo sexual». Esa aberración, sólo posible por la falta de escrúpulos de unos, y la pobreza y el desamparo de otros. Si nos preguntamos cómo ocurren estas cosas, quizá deberíamos traer las palabras de Víctor Hugo sobre el destino de un personaje de su libro Los Miserables: "¿Qué es esta historia de Fantine? Es la sociedad comprando una esclava. ¿A quién? A la miseria".
El último relato se titula "La madres. Conclusiones", permite el cierre de la historia general en la que están inscritos los relatos, haciendo evidente que «todos somos dueños de nuestros actos pero esclavos de sus consecuencias» siempre y cuando, apunto yo, tengamos conciencia. Tal parece que la tenemos todos, pero algunos logran mantenerla más apartada con tal de conseguir sus fines.
Álamo no nos ha dado acciones porque sí; nos ofrece conocimiento a través de lo que viven los personajes que reconocemos cercanos, y humanos porque en algunos de ellos sí existe la bondad y la inocencia.
Una gran obra. De lo mejor que he leído. Ya está en mi biblioteca junto a Salinger, Chejov y otros de mis autores preferidos. Deseo largas ediciones a este libro y a su autor la tranquilidad, la seguridad de que ha escrito algo especial, único, personal y profundo, sin llevarse de modas del momento, y que será sin duda, una obra valorada en el tiempo.



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5 comentarios:

  1. Sólo he leído la primera novela y en cuento pueda me leo la segunda. Este autor ha creado un historia genial y unos personajes muy creíbles. Seguiré leyéndolo. Es una muy buena lectura, desde luego.

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  2. Tengo Penitencia en la pila y con muchas ganas de empezarla. Muy buena reseña, Pilar. Felicitaciones para ti y para el autor.

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  3. Magnífica reseña, Pilar.
    Siempre ando tentando algún título, pero sin terminar de animarme. Creo que tras leer las referencias que nos das, tal vez sea el momento indicado para adentrarme en su lectura. Ni qué decir que el terror es, con mucho, una de mis preferencias.

    Un abrazo.

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  4. Gracias por vuestros comentarios Anabel, Susana, Luisa.
    Un abrazo

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